Qué pasó desde que se oficializaron las caravanas electrónicas

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A poco más de un año de haberse autorizado estos dispositivos para identificación animal, dos veterinarios cuentan experiencias de productores que ya llevaron a un crecimiento exponencial de la demanda. Perfeccionar la toma de datos para diagnosticar brucelosis, hacer inseminación artificial y producir para cuota Hilton, algunos adelantos. Quiénes son los adoptadores.

La resolución Senasa 1698/19, que entró en vigencia en enero de 2021, les dio luz verde a las empresas para utilizar caravanas electrónicas como sistema oficial de identificación bovina. Los MV Santiago Russo, de VILLANUEVA, la distribuidora de Allflex en la Argentina, y Luciano Nosetti, ganadero y veterinario rural en Salliqueló, describen porqué numerosos productores de sus zonas optaron por esta alternativa y qué se espera de la digitalización de la ganadería.

“La caravana electrónica está disponible en la Argentina desde hace 10-15 años, pero poder usarlas como identificación oficial, en forma voluntaria, impulsó a que muchos productores hayan migrado a este sistema. Hubo muy buena aceptación y eso se notó en la demanda, que seguramente seguirá creciendo”, planteó Russo, asesor técnico en Buenos Aires, con foco en la Cuenca del Salado.

En tal sentido, las ventas de este tipo de dispositivos a nivel nacional aumentaron un 400% en enero-mayo 2022 vs igual período del año anterior, un crecimiento exponencial que se relaciona básicamente con la agilidad y precisión que brinda a las tareas en la manga, cada vez más exigentes.

A modo de ejemplo, el nuevo plan de control de brucelosis, alineado con el requisito de China de que la carne importada provenga de campos libres de la enfermedad, implicó que los productores deban recurrir a un veterinario acreditado para hacer el sangrado de las categorías susceptibles, enviar las muestras a un laboratorio oficial y si hay algún animal positivo, eliminarlo del rodeo.

“Muchos veterinarios se vieron en la necesidad de contar con un método rápido e infalible para identificar a los animales y eso es lo que aporta la caravana electrónica”, resaltó Russo, recordando que, con el sistema tradicional, algunos productores optan por un pequeño botón oficial que no siempre resulta fácil de leer.

“Las dificultades son varias. Por un lado, el veterinario tiene que registrar el dato que lleva cifras y letras en una planilla. El laboratorio recibe esta documentación quizás con bosta y barro, y a veces no se ve con claridad. Y, si el animal dio positivo tal vez el productor no pueda encontrarlo porque la caravana estaba mal anotada”, advirtió.

Así las cosas, hay establecimientos que decidieron cortar por lo sano y optaron por las caravanas electrónicas. “El bastón digitaliza el número de identidad, eso se transmite a una planilla de una computadora y así va al laboratorio que, por supuesto, agradece la prolijidad. Y una vez que está el resultado, si hay algún positivo, es sencillo reconocer al animal porque cuando pasa por la manga, salta una alarma (se agrega al bastón) que avisa: éste es el infectado y eso facilita el saneamiento”, explicó.

Otra ventaja es que el personal trabaja con mayor comodidad. “Si una vaca agacha la cabeza, no se ve su identificación. Con la caravana tradicional, el operario tiene que manipular al animal para poder leerla. En cambio, cuando es electrónica arrima un poco el bastón y digitaliza el número. Así se minimizan esfuerzos”, apuntó.

Para el veterinario rural también significa una gran simplificación de su quehacer. “Con la caravana visual, a la hora de hacer tacto, debe anotar el resultado en planillas de campo. Luego llega a la oficina, a las 18-19 hs, incluso con información acumulada de varios días, y necesita tiempo para pasarla a la computadora o debe tener una persona que lo ayude. Si son 500 vacas y toma el número de la caravana y la preñez, son mil datos, pero si agrega la condición corporal y la dentición, ya son cuatro por cabeza, o sea 2.000 en total”, destacó.

En tanto, “la caravana electrónica le brinda una solución, porque el bastón genera los datos y él sólo tiene que descargarlos a la computadora, y ya los puede compartir con su cliente”, afirmó Russo. Y agregó: “algo importante es que le permite integrarlos mediante bluetooth con otros dispositivos, como balanzas, puertas apartadoras y softwares de gestión ganadera”.

En primera persona

Luciano Nosetti es la cuarta generación de ganaderos en un campo familiar de Salliqueló, Buenos Aires, donde hace novillos pesados y cabaña, y se desempeña como veterinario rural en la zona. Con esta trayectoria es uno de los adoptadores e impulsores de la caravana electrónica tras su oficialización.

“Uso estos dispositivos en mi rodeo, donde manejamos unas 2.000 cabezas y en los de varios clientes. Arrancamos en noviembre, aplicándolos en los vientres para hacer controles sanitarios e inseminación artificial a tiempo fijo (IATF)”, contó, aclarando que son productores mixtos de ciclo completo. “Hacen agricultura de avanzada, están habituados a la tecnología, eso ayuda mucho a adoptar estas caravanas, es el anzuelo. Una vez que las prueban es un viaje de ida; la agilidad y certeza que dan al trabajo de manga es insuperable”, planteó.

Por ejemplo, en la IATF, como se requieren cuatro o cinco pasadas, brindan seguridad de que todas las vacas recibieron las distintas drogas del protocolo. “Podemos chequearlo rápidamente, queda asentado en el sistema en qué día y hora fueron aplicadas y con qué toro fue inseminada cada una, lo cargamos como dato. Entonces, al momento de hacer diagnóstico de gestación, si en un rodeo de 100 vacas usamos dos o tres toros, puedo saber fácilmente cuál preñó más”, reveló.

Con respecto al retorno de la inversión, Nosetti opinó: “la caravana electrónica nos permite reducir los tiempos de identificación a un tercio de lo habitual sumado a que necesitamos una persona menos a la hora de identificar y registrar el ganado. Asimismo, nos ahorra una persona durante la inseminación artificial ya que un mismo operario es suficiente para identificar e inseminar”.

Más allá de profesionalizar la sanidad y la reproducción, los dispositivos electrónicos también son importantes para la cuota Hilton. “Senasa maneja un stock de caravanas y en la práctica, cuando compramos un ternero tenemos que cargarlo en la página oficial y luego de año y medio o dos, cuando sale el novillo gordo, lo debemos descontar de ahí. Entonces, si usamos un dispositivo visual, y se produce algún error en la lectura, estamos en problemas, porque las caravanas reales difieren de las registradas en el sistema”, advirtió. Y subrayó: “La electrónica nos permite llevar ese error a cero, ya que los datos se leen con el bastón, una herramienta perfecta para la trazabilidad”.

¿Cómo fue la transición? “Veníamos utilizando caravanas visuales Allflex y poco después de que se oficializó la electrónica, la implementé en mi campo. Primero, en los vientres de cabaña y luego en el resto, le tomé el gusto y ahí avancé con mis clientes”, indicó, detallando que varios aceptaron la propuesta, pero la adopción fue paulatina. “El productor tiene que probar la tecnología, ir de a poco, por eso empezamos por las madres, y luego seguimos con los terneros, al destete”, narró a modo de consejo, agregando que este proceso dio resultados excelentes.

“En mi caso ya las aplicamos a toda la invernada incluyendo la de compra. Una vez que ingresan, les cargo el origen y el dato queda asociado de por vida. No llegué a evaluar su performance porque el ciclo aún no terminó, pero en su momento podré analizar cuáles son los mejores proveedores y si se ajustan a mi negocio: novillos de 530-540 kg aptos para exportación”, pormenorizó.

¿Por qué usan Allflex? “Es la empresa que lidera el mercado, tiene un reconocimiento anterior a las caravanas electrónicas y si invertimos en un sistema de identificación no sirve de nada si se pierden, hay que poner algo que dure toda la vida del animal, entonces, apuntamos a la calidad”, afirmó Nosetti, refiriéndose a que lo saliente de esta marca es el sistema de cierre. “Tiene cinco pestañas, al mirarlas de atrás, se ven claramente, las otras tienen tres y si se rompe una, pueden caerse”, alertó.

¿Cómo evolucionará la digitalización? “El trabajo en la manga, a la intemperie, es duro, requiere un esfuerzo físico y cada vez hay menos gente con vocación para ello. Entonces, esta tecnología nos permite hacerlo en forma más amigable y agregarle precisión, la inversión se justifica. Todavía no aprovechamos todo su potencial, pero entendemos que vino para quedarse y la adopción se irá generalizando”, concluyó.

Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne  https://www.valorcarne.com.ar/

 


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