De ganadero a asesor técnico en rendimiento al gancho

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Un joven descubrió su pasión por la genética trabajando en cabañas de prestigio, volcó su experiencia en el mejoramiento del rodeo familiar y obtiene novillos Brangus para consumo con rindes del 61-63%. “Utilizo mi campo para mostrarle al productor que en zonas duras también se pueden lograr excelentes carcasas”, afirma.

Juan Ignacio Manaut (35) se incorporó a la empresa familiar para hacerse cargo de un planteo silvopastoril, en Vilelas, Santiago del Estero, pero pronto advirtió que necesitaba otros ámbitos para crecer profesionalmente. Tras adquirir experiencia en cabañas del país y del exterior, se dedicó al mejoramiento genético de su rodeo Brangus y obtuvo preñeces de 92% en vaquillonas y rindes consistentes del 61-63% al gancho, lo que lo motivó a brindar servicios a otros productores. Tras haberse contactado con Valor Carne por medio de la sección “Sea Protagonista”, hoy cuenta su caso.

“Mi familia viene de la actividad metalúrgica y en 2001 compró un campo de tamaño mediano a 40 km de Quimilí. En un comienzo lo trabajaron mis padres, desde Buenos Aires, pero el manejo se hacía complicado a 1.000 km de distancia”, recordó, detallando que en su momento el establecimiento “La Dalia” era 100% ganadero y con el tiempo se fue transformando en mixto.

En 2010, una vez egresado de la Universidad, el joven se dedicó a la producción animal, con venta de terneros al destete, complementando la tarea de su hermano Juan Andrés, abocado a la agricultura. “Dos tercios de la superficie estaban destinados a las cosechas y sólo un tercio a la ganadería. Debíamos ser competitivos y para eso necesitábamos producir más kilos, pero la zona es dura y a pesar de las pasturas megatérmicas, no superábamos el 80% de preñez”, admitió.

Así las cosas, se ocupó de lleno del negocio familiar hasta que advirtió que no tenía oportunidad de aprender cosas nuevas. “Por eso, decidí trabajar en otros establecimientos para adquirir experiencia”, apuntó.

Construyendo al asesor

El primer paso fue su incorporación a la estancia La Leonor, del Grupo Las Lilas, como responsable de los planteles Braford, Brangus y Brahman. “Ese es un punto muy importante en mi vida profesional porque ahí empezó mi pasión por el mejoramiento genético, que es a lo que me dedico hoy: brindo asesoramiento para aumentar la producción de carne desde el biotipo”, afirmó.

Luego de unos años, surgió la posibilidad de ocupar una posición en Goias, en el centro de Brasil, uno de los estados con mayor potencial agropecuario del país, para mejorar un rodeo Brangus y otro, más pequeño, Nelore. “Bajo mi dirección creamos una cabaña que hoy por hoy continúa en funcionamiento y también armamos un feedlot para terminar los animales a grano”, contó.

Viendo su afinidad por el mejoramiento genético, Manaut dio un paso más y continuó su preparación con el M.V. Carlos Munar, trabajando en su centro genético, para aprender las biotecnologías reproductivas: inseminación artificial, transferencia embrionaria y fertilización in vitro. “Lo que más me interesaba era la elección y el manejo de donantes y receptoras, la nutrición de las mismas, y el manipuleo de embriones. Buscaba conocimientos y antecedentes que respaldaran mi actividad. Tener un buen background”, justificó.

Su último paso, fue la cabaña Tres Cruces de la familia Goldstein, en Buenos Aires. “Ahí estaba como responsable del establecimiento y de la cabaña Brangus, apoyando al genetista Fernando Lamarca, reconocido a nivel internacional”, señaló.

Llegó un momento en que decidió volver al campo familiar, “full time”, donde ya se hacía ciclo completo de la mano de un asesor en nutrición y otro en sanidad. Se implantaron pasturas consociadas de Gatton Panic, Grama Rhodes y Buffel Grass, junto a árboles valiosos (quebrachos, algarrobos, guayacanes) y se lograron muy buenas preñeces y rendimientos de res, con un modelo sustentable. “Si bien el salto en los indicadores fue por una conjunción de tecnologías, ayudó mucho haber direccionado el biotipo a la producción de carne mediante una fuerte presión de selección. Buscábamos animales adaptados a nuestros ambientes”, subrayó.

Así las cosas, La Dalia llegó a contar con 900 madres y una preñez promedio de 92% en vaquillonas y 89% en vacas. “Logramos que se preñen y críen su ternero al pie sin necesidad de alimentación extra, ya que sólo ciertos lotes de maíz y de soja se utilizan para suplementar a los animales”, aclaró. ¿Qué medidas se tomaron? “Primero achicar los potreros, para que sean fáciles de manejar y se aproveche mejor el pasto. Y al mismo tiempo acortamos los servicios, históricamente de más de 90 días, a 60/63días. Así, a través de los años fui seleccionando por fertilidad”, explicó. En tal sentido, se inseminan todas las vaquillonas y la mayor cantidad posible de vacas con cría. “Muchas veces se puede, otras no, por una cuestión de manejo, aparte de terneros, gente”, indicó.

En cuanto a los novillos, se comercializan en el mercado interno con 380 kg y un rinde del 61- 63%. “No bajamos de eso, nada que envidiar a los pampeanos, a pesar de que caminan y soportan 42-45 grados y garrapatas”, argumentó, aludiendo al seguimiento de las reses tras la faena. “Aunque no tenemos marca propia, es un anhelo, vamos a la industria para ver en qué podemos mejorar. Buscamos un biotipo que brinde excelentes carcasas, con buenos datos de área de ojo de bife, calidad de carne, entre otros”, confió.

Sorteando desafíos

El año pasado, el campo de los Manaut debió pasar algunas hectáreas agrícolas a ganaderas para enfrentar la seca. “Lógicamente uno tiene que salir a suplementar y aun así hubo que bajar el stock de madres y retrocedió la preñez”, lamentó, indicando que, sin embargo, la situación abrió cierta oportunidad. “El lado bueno, si se quiere, es que estamos identificando fenotípicamente ese biotipo de hembra con menores gastos de mantenimiento, que conserva su condición corporal frente a la seca y se preña. La que no lo hizo salió del rodeo”, sostuvo, detallando que eso se traduce, por ejemplo, en un animal de frame moderado. “Se lo ve más pegado al piso como se dice vulgarmente. Ese es un desafío sobre el que estamos trabajando en estos años”, planteó.

¿Cómo continuará la empresa familiar? “Por lo pronto, el plan es volver al stock de 900 madres, apenas se regularice la humedad en los suelos. Haremos los tactos en abril y creo que no nos va a ir mal, lo que nos da la posibilidad de reponer gran cantidad de hembras. Y en el plazo de este año y el que viene ya llegaremos al stock que veníamos trabajando”, pronosticó.

En tanto, la gran novedad es que hace poco abrieron una nueva unidad de negocios: la cabaña Brangus La Dalia. “Veíamos que nuestros novillos tenían un rendimiento muy destacado, consistente, y dijimos: ‘bueno, aprovechemos la experiencia para brindársela a otros ganaderos”, reveló Manaut, refiriéndose a que muchas veces utiliza el campo familiar a modo de prueba, para mostrar que, en zonas difíciles, se puede lograr un animal muy productivo. “Ya estoy trabajando con un establecimiento en Chaco y otro Buenos Aires, y asesoro cabañas en México, Paraguay y Colombia”, finalizó.

Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne.


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