Qué negocios aprovechar con insumos retrasados frente al novillo

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Desde el criador hasta el feedlotero tienen oportunidades de inversión a partir del mayor poder de compra de la hacienda tras la devaluación, una ventaja momentánea para equiparse con materias primas atadas al dólar. El analista Diego Ponti cuenta qué pasó con los precios relativos y cómo operan las empresas con visión de futuro.

El Lic. en Adm. Agraria Diego Ponti, analista del mercado cárnico de AZ Group, lidera grupos de productores que se reúnen para abordar temas económicos y financieros de sus empresas. Hoy comparte con la red de Valor Carne qué oportunidades se presentan tras la devaluación y porqué es clave aprovecharlas cuánto antes.

“La ganadería está atravesando una gran distorsión de precios relativos desde que apareció el dólar maíz, a fines de julio. Esta medida, sumamente inflacionaria, generó un cimbronazo en el mercado de la carne. Sin embargo, lo que venía a ser el verdugo del feedlot, terminó dándole una vida más, o sea, un tiempito más con márgenes positivos, porque la hacienda resultó mejor parada frente a este insumo básico”, planteó Ponti. Y detalló que “hoy, a principios de septiembre, se necesitan menos de 90 kilos de novillo para comprar una tonelada de maíz cuando a comienzos de año se precisaban 140 kilos”.

Lo llamativo es que antes del dólar maíz no había fundamentos como para que subiera el precio de la hacienda, al menos hasta octubre. “Decíamos: el mercado está bien abastecido, hay mucha hacienda en los corrales, el productor todavía está muy golpeado por la seca”, recordó. Y por el lado de la demanda, el consumo interno seguía retraído sumado a un mercado internacional con precios en baja, un tipo de cambio poco competitivo y una brecha cambiaria del 100%, “con lo cual la exportación tampoco estaba en el mejor momento como para traccionar los valores”, sostuvo.

Sin embargo, el salto de precios de la hacienda se dio. Mejor dicho, hubo dos: uno del 23% después del anuncio del dólar maíz y otro del 28% tras las PASO, cuando el tipo de cambio oficial se devaluó un 20%, lo cual potenció las cotizaciones que siguieron trepando.

¿Qué sucedía? El dólar maíz aterrizó en un momento en que se estaba retrayendo la oferta de ciertas categorías por la falta de pasto. “Mucho ternero candidato a novillo terminó siendo novillito para consumo interno. Y había menos vacas por razones estacionales sumado a la mayor faena del ciclo anterior”, analizó. Además, empezó a llover en algunas zonas y mejoró el ánimo de los productores. “Las industrias tenían dificultades para abastecerse y eso colaboró para despertar los precios de la hacienda que venían dormidos desde febrero”, agregó.

Pero faltaba que el consumidor los convalidara al mostrador. “Y lo que venimos viendo en las últimas semanas es que cuesta mucho trasladarlos a la carnicería y al supermercado por lo que ya se perdió una parte de la suba”, apuntó Ponti, detallando que “es normal que después de un salto tan alto, la hacienda esté buscando un precio de equilibrio”.

“Hay que pensar que tenemos un activo que, de golpe, en sólo un mes y medio, subió un 70% y ahora aún con las bajas está un 55% arriba de la semana previa al dólar maíz”, indicó.

¿Cómo ven esta situación las empresas? “Entendemos que los precios están muy distorsionados y que es difícil tener una referencia de los costos de los insumos. Sin embargo, esta coyuntura turbulenta también presenta oportunidades para hacer diferencias interesantes, que en otro momento no se dan”, planteó Ponti.

En tal sentido, los insumos atados al tipo de cambio subieron durante ese período, pero no lo hicieron en la misma magnitud, sólo un 20% en línea con la devaluación. “Entonces, si se comparan las actuales relaciones insumo/producto respecto a la semana previa al dólar maíz, la hacienda está hoy mucho mejor posicionado”, destacó. Por ejemplo, para comprar 100 litros de gasoil se necesitaban casi 52 kg de novillo y hoy se precisan 40 kg; para una tonelada de concentrado proteico, 240 kg de novillo y hoy sólo 216 kg; y para una tonelada de urea, cerca de 400 kg de novillo y hoy apenas 330 kg.

Estrellas fugaces

¿Qué pueden hacer los productores con esas brechas? “Bueno, si piensan que hacia adelante las perspectivas para el sector ganadero son mejores y tiene en claro los objetivos de su empresa, saben a dónde quieren ir, es oportuno hacer negocios de corto plazo”, aseveró Ponti.

Por ejemplo, “si el criador entiende que vienen dos años con menor oferta de terneros, quizás es el momento de invertir en genética. Hoy, las relaciones de precios también son favorables para comprar un vientre o un toro con mérito genético destacado, que le permita destetar más kilos en los próximos cinco años”, argumentó.

En cuanto al feedlot, si bien ahora tiene resultados positivos, el ternero va a seguir recuperando precio a medida que empiece a aparecer el pasto. “Esto marca una diferencia con el gordo, que está buscando su punto de equilibrio, ajustándose hacia la baja, y además se enfrenta a un consumidor que difícilmente banque otro salto al mostrador”, advirtió.

Entonces, “cuando el engordador vende, hay que reponer inmediatamente, aprovechar la actual compra-venta porque lo más probable es que esta brecha se amplíe en las próximas semanas”, subrayó. Y si se quedó corto de maíz porque le fue mal con la seca, con una relación maíz-novillo “buenísima en términos históricos”, hay que hacerse de inmediato de granos -o de cualquier componente de la dieta- “porque son insumos atados al dólar y hay mucho riesgo cambiario hacia adelante”.

Algo crucial a tener en cuenta es que estas oportunidades no son eternas, son como estrellas fugaces. “Ya sabemos que después de un salto brusco, el precio de la hacienda dura muy poco y luego se vuelve a atrasar, mientras los costos se abrazan a la inflación o al tipo de cambio. Y si no te das cuenta y te quedas dormido, en poco tiempo se retorna la situación inicial o incluso se puede empeorar”, alertó.

Sin embargo, a pesar de la coyuntura turbulenta, la mayoría de los empresarios tiene expectativas positivas. “Consideran que, en octubre, después de las elecciones, cuando venza este tipo de cambio oficial, va a haber un nuevo ajuste. Y entienden que, en diciembre, los candidatos con mayores posibilidades de ganar son promercado y hablan de sinceramiento cambiario y de la necesidad de exportar. Por eso hay que anticiparse y aprovechar el momento ya que probablemente luego quedarán descalzados con respecto al dólar”, explicó.

Para el analista, más allá de la política, hay muchas esperanzas puestas en la cuestión climática. “El ganadero sabe que después de esta seca, que todavía no terminó, vienen dos años de menor oferta de carne y que está llegando un Niño, con más lluvias. Entonces, tenemos fundamentos fuertes como para animarnos a tomar decisiones hoy apuntando a seguir construyendo el futuro”, concluyó Ponti.

Por Ing. Agr. Liliana Rosentein, Editora de Valor Carne


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