Desde la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias consideramos que el tipo de cambio de una economía deber ser único y libre. No sirven medias transitorias que incluyen a algunos y no a todos. Así, al feroz impacto de las inclemencias climáticas se suma el padecimiento de otra sequía; la sequía de ideas del Gobierno.
El dólar agro y el dólar soja significan un nuevo parche en la economía. Cuando ven que las exportaciones y su aporte a las reservas nacionales no alcanzan el nivel esperado, el gobierno decide implementar un dólar en septiembre y otro en diciembre del año pasado. Y ahora el mismo parche pero en versión 3. Todo para adelantar liquidaciones de soja, con el objetivo meramente recaudatorio de engrosar a las raquíticas reservas del Banco Central.
Las distorsiones generadas intracadena fueron y son relevantes. Ya advertimos que se afectaron mercados a término, contratos de arrendamiento, costos de alimentación de feedlots, avícolas y porcinos, como así también los costos de la cadena láctea, con cierres de tambos, entre otras economías regionales afectadas. La falta de previsibilidad y la improvisación son moneda corriente, y los productores y consumidores estamos pagando caro estos desaciertos.
Las economías regionales vienen castigadas desde hace más de tres años por una brecha cambiaria promedio de 100%, con costos que ajustan por inflación y/o por tipo de cambios alternativos, con lo cual la supervivencia de muchos productores está en riesgo total.
Además de todo esto, la crítica situación climática está pegándonos a todos. La cosecha que viene será magra y nos preocupa cómo recuperaremos el capital de trabajo para el próximo ciclo agrícola y ganadero.
Es tiempo de terminar con los parches y generar desde el Estado condiciones macroeconómicas abarcativas.