Retenciones y discrecionalidad: perdemos siempre los mismos

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En medio de las noticias cotidianas que ensombrecen nuestro presente, apareció en el Boletín Oficial, un decreto que permite descontar retenciones por derechos  de exportación a empresas petroleras que exporten productos agroindustriales.

En efecto, aquellas empresas que lograsen incrementar la producción serán beneficiarias de un certificado  de  crédito  fiscal transferible  aplicable  al pago  de  derechos   de  exportación   de productos hidrocarburíferos. Así, no tendrán que pagar retenciones por la exportación  de trigo, maíz, poroto, aceite y harina de soja.

En definitiva,  todos  aquellos  granos  que  se  reciben  en  operaciones de  canje  por  insumos agropecuarios como gasoil, lubricantes,  entre  otros, y que luego son exportados estarán, en la práctica, exentas de derechos  de exportación.

La decisión no solo otorga  una ventaja sustancial a las empresas petroleras, en detrimento de las demás empresas agroindustriales, sino que también muestra la incidencia extraordinaria que los derechos  de exportación  tienen  en el proceso de producción y rentabilidad  de productores y exportadores.

Una mirada a los considerandos de la resolución evidencia el reconocimiento explícito que se hace  sobre  el daño  de  los derechos  de  exportación:  ¨esta  medida  promueve e incentiva  la actividad   agraria   y  las  economías   regionales   y  motoriza   la  exportación   al  permitir   la monetización  inmediata  de un crédito fiscal en la cuantía de sus derechos  de exportación,  que en esta actividad resultan sustancialmente mayores a los derechos  de exportación  de hidrocarburos”.

El decreto 722/2021, que discrimina a las exportaciones agropecuarias, es una medida discrecional que impacta en los siguientes productos o mercaderías: trigo; cebada; maíz; sorgo; habas (porotos,  frijoles, fréjoles) de soja; aceites  de soja, girasol, cártamo  y algodón; residuos de la molienda y de la extracción del aceite de soja y de grasas o aceites  vegetales;  pellets de cáscara de soja y semillas de girasol.

La resolución es tan contradictoria que evidencia que las retenciones son un gravamen distorsivo que quita competitividad  a las exportaciones y aliviarlo resulta no ya un incentivo sino el alivio en un desincentivo.

El incentivo manifiesto  a las empresas petroleras, rompe  toda  condición de igualdad con las empresas agroindustriales, que deben  exportar  en condiciones  diferentes y que en definitiva trasladan  ese perjuicio a los precios que recibe el productor primario

Un nuevo  destrato en  una  larga lista de  decisiones  que  miran  al campo  solo al tiempo  de recaudar  y lo someten a condiciones de desigualdad con otras actividades productivas. Hoy por decisión del gobierno  ganaron  las petroleras. ¿Mañana  quien será?  Lo que es seguro  es que puede cambiar quién gana, pero siempre perdemos los mismos.


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