¿Conviene invertir en intensificar la cría o la recría?
Un estudio de Elizalde & Riffel muestra que, con la actual relación de precios entre el ternero y el novillito, recriar sobre pastizal natural en parte del campo criador empeora el resultado económico. En tanto, incorporando promociones y pasturas perennes la rentabilidad es la misma para ambas actividades. Qué proponen para mejorar el negocio.
En una edición anterior de Valor Carne la consultora Elizalde & Riffel analizó si es conveniente destinar parte de un campo criador a recriar para aprovechar la mejora de las condiciones forrajeras y de políticas para el sector. Ahora, agregan un nuevo interrogante al menú de inversiones ¿es más beneficioso reforzar la cría o la recría? Para contar con información actual, basada en modelos reales, comparan el resultado de ambas actividades -con precios de marzo de 2024- en tres niveles de intensificación, trabajo realizado mediante un convenio con Phibro Animal Health.
Los modelos
La intensificación consiste en el reemplazo de distintos porcentajes del campo natural por promociones anuales y pasturas perennes, lo que permite aumentar la carga animal y mejorar la ganancia de peso durante la recría. Los datos productivos se obtuvieron a partir de los avances logrados mediante estas prácticas en campos pampeanos monitoreados por Elizalde & Riffel.
Los planteos de cría tienen una tasa de destete del 80% y un peso al destete de 170 y 180 kg para hembras y machos, respectivamente. La ganancia de peso durante la recría (10 meses) fue de 0,4 kg/cab/día para el modelo de baja intensificación y de 0,45 kg/cab/día para los de media y alta intensificación.
Los precios de venta considerados, (marzo 2024) en base a Rosgan son: terneros machos $2.200/kg; ternera hembra $2.000/kg y novillitos $1.870/kg. Esto da una relación de compraventa negativa ya que el novillito representa sólo el 85% del valor del ternero.
Con estos parámetros se analizó el resultado productivo y económico de intensificar la cría y la recría en tres niveles, utilizando los mismos recursos para ambas actividades.
En kilos
La producción de carne obtenida en cada actividad, con igual carga animal, se volcó en el siguiente gráfico:
La recría produce más kilos de carne por hectárea que la cría, independientemente del nivel de intensificación. Sin embargo, el grado de incremento entre ambas actividades es distinto.
La recría en campo natural produce un 17% más de carne que la cría, aunque a medida que se incluyen mejores recursos forrajeros -que permiten mejorar la ganancia de peso y la carga- la diferencia entre ambas actividades se amplía hasta un 40%. Es probable que, si la intensificación se acentúa, reemplazando una mayor proporción de campo natural por pasturas, el diferencial a favor se siga incrementando, pero a tasas decrecientes.
En plata
A continuación, se presentan los resultados económicos de la cría y recría, a igual carga animal, en cada uno de los tres niveles de intensificación.
El margen bruto de la recría fue menor (-45 USD/ha) que el de la cría (-21 USD/ha) en el nivel de intensificación bajo. Esto puede deberse a que, a pesar de utilizar los mismos recursos (100% campo natural), la baja ganancia de peso del novillito (0,4 kg/día) impacta negativamente a pesar de que la producción de carne fue un 17% superior, como se dijo anteriormente. Esto a su vez indica que el resultado de la mayor producción de carne de la recría fue neutralizado en gran parte por la relación de compraventa negativa entre el ternero y novillito.
Una situación similar se advierte en los niveles superiores de intensificación donde la recría, a pesar de producir entre un 38 y 40% más de kilos, genera márgenes similares a los de la cría aunque la ganancia de peso mejoró a 0,45 kg/cab/día.
Esto demuestra como primera conclusión que la compraventa puede distorsionar el resultado económico de una actividad potencialmente mucho más productiva.
En cuanto a la rentabilidad sobre el capital de trabajo, el comportamiento fue similar. Como aclaración, el capital de trabajo se refiere a la suma del capital hacienda (vacas en cría y terneros en recría) y del capital circulante (pasturas, verdeos, sanidad, alquiler del campo, entre otros).
El gráfico indica que la recría fue menos rentable que la cría en el nivel de intensificación bajo debido al menor margen bruto y al mayor capital invertido. Los niveles de intensificación intermedios y altos generan rentabilidades neutras o positivas, sin grandes diferencias entre la cría y la recría, por el mayor capital de trabajo invertido, a pesar de que la recría en ambos modelos es más productiva.
Esto brinda una segunda conclusión: el mayor capital de trabajo de la recría, sumado a la actual compraventa negativa explican la falta de respuesta en los resultados económicos al reemplazar parcialmente a la cría. No obstante, la ventaja potencial de incorporar la recría es otorgar mayor flexibilidad al sistema en su conjunto.
Para reflexionar
La recría es una actividad más eficiente y productiva que la cría utilizando los mismos recursos. Sin embargo, por el momento recriar en campo criador no se traduce en una mejora del negocio.
Una primera advertencia es que, a niveles bajos de intensificación, o sea, sobre campo natural, el reemplazo parcial de la cría por la recría empeora el margen bruto y el retorno de la inversión. Desde este punto de vista, cualquier inversión debería destinarse fundamentalmente a mejorar la cría.
A mayores niveles de intensificación la rentabilidad es la misma tanto en cría como en recría. En este caso, también sería conveniente seguir enfocados en reforzar la cría ya que, como se dijo, la recría no aumenta el resultado económico.
¿Cómo mejorar el negocio de recría? La alternativa sería buscar otros sistemas integrados para aumentar su beneficio. Probablemente la recría-terminación o el ciclo completo en campos aptos para estas actividades le dé más sentido a la recría por sí misma.
Por: Ing. Agr. Juan C. Elizalde, Ph.D.
Ing. Agr., M. Sci. Sebastián L. Riffel
Redes: @elizalderiffel
Trabajo realizado en convenio con Phibro Animal Health