Cómo se financiará la ganadería tras la seca

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Mientras en los últimos tiempos el crédito ayudó al productor que contaba con pasto a mantener sus animales para echarle más kilos, comprando alimento a pesar de su alto precio relativo, en los próximos meses será primordial para recomponer los recursos productivos. El plazo, clave para el ciclo 2023-2024.

En un escenario con inflación récord, una seca que lleva tres años y un mercado internacional turbulento, por la guerra y la pandemia, el Ing. en Prod. Agr. Hernán Busch, Gerente de Agronegocios del Banco Galicia, explica cómo evolucionó el financiamiento a la ganadería en los últimos tiempos y cuáles serán las herramientas más eficientes para el productor en el ciclo 2023- 2024.

“Para financiar las actividades ganaderas, no siempre los plazos del mercado son los ideales, es decir, en contextos como el actual, de inflación récord, si bien las tasas son negativas (con respecto a la inflación), son nominalmente altas. Entonces, tomar créditos para inversión con una proyección muy larga, es riesgoso porque si la tasa baja, el préstamo resultará caro”, afirmó, aludiendo a una problemática que afecta la competitividad de la producción de carne.

En este marco, “la realidad es que el productor se ve obligado a jugar con las herramientas disponibles, que son algo más cortas que lo necesario para la cría, pero sí acompañan perfectamente a la invernada y el feedlot”, agregó.

“Esto plantea desafíos para el sector, sobre todo en estos tiempos climáticamente complicados y con variaciones imprevistas del precio de la carne. Por eso desde el banco decidimos estirar los plazos de nuestros créditos todo lo posible y, a la vez, ofrecer tasas de interés que le permitan al productor hacer negocio”, planteó.

La tormenta perfecta

Busch considera, que 2020 y 2021, también con alta inflación, “fueron años muy buenos para financiar ganadería, porque el aumento del kilo vivo fue mayor que el de la tasa de interés. Pero, como sabemos en 2022, el precio cayó fuertemente tras los valores récord registrados en abril”, recordó. ¿Por qué bajó tanto? Una parte del producto se exporta y sigue la evolución del mercado internacional, y otra, la mayoría, se vende en el mercado interno. “O sea que, si bien uno de los principales componentes del precio de la hacienda es la inflación, su evolución no está atada exclusivamente a esta variable ni tampoco a la devaluación”, aseveró.

Así las cosas, se juntaron varios problemas complejos. Por un lado, la invasión de Rusia a Ucrania y el covid en China, sumado al menor crecimiento económico de Europa, que desaceleran la demanda por carne y empujaron los precios de la exportación hacia la baja. Por otro lado, el mercado interno se vio saturado con un exceso de oferta, a raíz de la seca, que hizo que el productor no tenga pasto para alimentar la hacienda y deba salir a venderla antes, lo cual también impactó en los precios.

Entonces, en la medida en que contaba con pasto, podía buscar alternativas para mantener sus animales. “Financiamiento había, lo que primó en la decisión de tomarlo fue que hubiese o no ese recurso. Quien no lo tenía vendió la hacienda y generó liquidez en su economía, pero la realidad es que no tenía otro remedio: la sacaba más liviana y con un precio bajo. Quien sí lo tenía buscó comprar fardos, granos y demás, y fue un demandante de crédito, en algunos casos agresivamente. Decían: ‘compro alimento, retengo la hacienda y la vendo con más kilos y con la perspectiva de lograr mejores valores’. indicó. Y detalló: “tenemos clientes que hicieron buenos negocios, a pesar de que los precios internacionales de las commodities estaban en suba por causas externas y todo lo que era forraje, que además escaseaban por la seca, estaba carísimo”.

Al respecto, la visión del banco es que esos productores pudieron afrontar el alto el costo monetario de mantener la hacienda durante el bache de precios, sumado al de financiar ese proceso. “Consiguieron financiamiento a una tasa de interés que realmente tenía sentido en base a la expectativa de suba que se esperaba para la carne. Algo que, de hecho, mirando lo que sucedió desde mediados de enero hasta acá, cuando la hacienda aumentó más de un 25%, ya repagó”, reveló.

Mas allá de esta oportunidad, la realidad, es que la demanda de crédito del agro en general en el segundo semestre de 2022 fue contenida respecto a años anteriores, debido a que se generó una liquidez extra por el efecto del dólar soja. En tal sentido, la decisión del Ministerio de Economía de implementar un régimen especial para liquidar la cosecha, hizo que el productor invirtiera rápidamente en la compra de insumos, lo que influyó en una menor demanda de financiamiento.

Y si bien la oferta de crédito está y la necesidad de muchas empresas ganaderas de comprar alimento también, se dificultó el acceso al mismo porque a la par del dólar soja el Banco Central agregó otra normativa que fijó condiciones especiales. “Si el productor conserva más del 5% de su producción de soja, no puede financiarse a una tasa menor que el equivalente al 120% de la tasa de política monetaria, lo que significa el 90% de hoy. Eso obviamente hizo que no vea negocio con esa tasa y no tomó crédito”, advirtió.

¿Y en particular, para ganadería? “Además de todos estos vericuetos, en una actividad de largo plazo, sobre todo, hay que mirar cuál es el precio al que está entrando y al que proyecta salir del negocio y también obviamente los intereses a los cuales se va a financiar”, recomendó el Gerente.

Si se arranca con precios de hacienda altos, hay que ser mucho más riguroso en cuál es el costo del dinero que se está dispuesto a asumir. En cambio, cuando en términos relativos, la vaca está barata, porque evolucionó por debajo de la inflación, se puede ser más agresivo. “En un contexto como el actual, en que se prevé un crecimiento fuerte del precio, tiene todo el sentido financiar la actividad”, subrayó.

Reiniciar la ganadería

En el Banco Galicia entienden que el sector está atravesando un año muy complejo, que claramente necesita y va a necesitar apoyo financiero, por lo que diseñaron herramientas eficientes que acompañen al productor a reiniciar el ciclo de ganadería.

“Cuando vimos que, en el contexto de seca, las alternativas eran vender hacienda a precios poco interesantes, o mantenerla cubriendo ese bache, si el productor tenía la posibilidad, buscamos que pueda tomar capital de trabajo a devolver en 18 meses, además de ser competitivos en tasa de interés. De esa manera le brindamos aire para que pueda salir a comprar alimentos y llevar adelante su negocio”, resaltó. “Y si tuvo que vender hacienda, apuntamos a que pueda rehacer sus pasturas y recomponer su stock. Eso también requiere un plazo mayor al habitual”, aseveró.

Con esa visión, más allá de estirar los plazos con las herramientas comerciales disponibles, de modo que estén lo más alineadas posible al ciclo productivo, y de financiar compras de productos y servicios directamente con el proveedor, acaban de lanzar una línea de prenda ganadera, a 48 meses de plazo. “El préstamo prendario de hacienda es de toda la vida, se había discontinuado, pero ahora resulta estratégico”, finalizó Busch.

Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne


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