Cambio climático

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Derribando el mito de la vaca: cuáles son las actividades que generan más emisiones de Gases de Efecto Invernadero
El reconocido investigador del Conicet, Ernesto Viglizzo, explica por qu+e es falso el relato que acusa a la ganadería de contaminante.
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Los rumiantes son los que transforman la fibra del pasto en proteína de alta calidad.

«Existen amenazas al negocio ganadero, como es una creciente influencia global de entidades ambientalistas y las veganas que acusan a la ganadería bovina de utilizar un exceso de tierra, un exceso de agua, contaminar los recursos naturales, emitir grandes volúmenes de gases de efecto invernadero, afectar la salud humana con enfermedades cardiovasculares”. Así comenzó explicando en una disertación el Ing. Agr. Ph. D. Ernesto Viglizzo, Investigador del CONICET.

La charla fue sobre “Balance y huella de carbono en la ganadería vacuna” o en busca de opciones carbono cero neto, en el marco del “Seminario Nacional Carne Argentina Carne Sustentable” organizada por el IPCVA (Instituto de Promoción de la Carne Vacuna) y transmitida por zoom.

El experto dijo que “aparece el pacto verde europeo, que claramente apunta a imponer prohibiciones y penalizaciones comerciales a la industria de la carne bovina bajo el argumento que la producción de carne bovina impulsa la deforestación, sobre todo la ilegal, la pérdida de biodiversidad en los servicios ecosistémicos, la emisión de gases invernaderos y la degradación de los recursos naturales. Son dos amenazas visibles que se aprecian en el negocio ganadero”.

 

Por lo que el reconocido experto se enfocó a la problemática de gases de efecto invernadero, asociada al cambio climático global.

Luego, planteó que la eficiencia energética para la conversión del alimento en carne es diferente según el tipo de animal. Dicha eficiencia es menor en los rumiantes –bovinos, caprinos—comparados con especies monogástricas como son aves y porcinos.

Ello se traduce en una mayor huella de carbono, es decir que para producir un kilo de carne vacuna o un kilo de carne ovina es necesario emitir más gases de efecto invernadero.

«Y si tomamos productos vegetales como soja, maíz, cereales o frutos secos, la producción es mucho más eficiente. Esto separa a los productos animales de los vegetales y obviamente, los grupos veganos se asientan en estos datos para sostener sus puntos de vista y reforzar la idea de que debe reducirse el consumo de carne bovina, de carne ovina o de otras especies rumiantes»; precisó.

La ganadería cumple el ciclo del carbono como sistema cerrado. Captura CO2 como parte de la fotosíntesis.
La ganadería cumple el ciclo del carbono como sistema cerrado. Captura CO2 como parte de la fotosíntesis.

Pero también es cierto que sólo los vacunos, ovinos y caprinos, pueden convertir las fibras del pasto en carne que es un alimento de alto valor biológico. Esto tiene particular importancia en el 75% de las tierras de nuestro país que son áridas y semiáridas, donde no es posible producir los granos, que se utilizan para alimentar a los cerdos y las aves, por supuesto también a los rumiantes.

«Y los únicos que pueden digerir los pastos cultivados en esas regiones son los rumiantes, bovinos, ovinos y caprinos», apuntó.

Por otra parte, es para tener en cuenta cómo funciona el ciclo del carbono en un sistema físico dependiente de los combustibles fósiles, y cómo funciona en un sistema biológico como puede ser un sistema ganadero bovino u otros sistemas, como pueden ser la producción de granos, la producción de forestales, la producción de biocombustibles.

«En el sistema basado en el uso de combustibles fósiles, se extrae combustible fósil del subsuelo, se lo quema y ello emite carbono hacia la atmósfera. En la medida que se van utilizando más derivados del petróleo, más carbono se va agregando a la atmósfera. Se cumple un ciclo abierto», dijo en primer lugar.

«En las industrias biológicas, como la ganadera, se cumple un ciclo cerrado donde el sistema de producción toma por fotosíntesis carbono que ya existe en la atmósfera, lo convierte en biomasa vegetal, el animal consume esa biomasa vegetal y la vuelve a emitir bajo la forma de metano hacia la atmósfera», manifestó..

Así, en este caso se puede ver que no hay un incremento del carbono, sino que la cantidad de carbono va a ser siempre la misma, porque se está reciclando.

«Otra parte más del relato sin fundamento es que a menudo se le asigna las emisiones agropecuarias argentinas, emisiones a nivel mundial muy altas, que inciden mucho en las emisiones globales. Muchos países que tienen distinta capacidad de emisión de gases de efecto invernadero. China va a la cabeza, Estados unidos, la Unión Europea, la India, si tomamos el caso argentino vemos que del total de los gases de efecto invernadero que se emiten, menos del 0,6% los emite la Argentina», informó.

Impacto relativo de las emisiones agropecuarias argentinas sobre las emisiones globales de GEI (gases efecto invernadero).
Impacto relativo de las emisiones agropecuarias argentinas sobre las emisiones globales de GEI (gases efecto invernadero).

«Arrancamos que tenemos una emisión total de gases en el país menor al 0,6%. De los cuales el 0,22% los emite el sector rural, de ahí el 0,12 lo emite el sector ganadero, y si vamos a la ganadería vacuna esa emisión no supera el 0,10%. O sea que el impacto que puede tener la ganadería vacuna de las emisiones globales, no llega al 0,1%, es una cifra totalmente insignificante», agregó.

Carbono neto cero
Un mega desafío en el siglo XXI, que es que la atmósfera se está calentando, que el planeta está comprometido y que es necesario diseñar sistema carbono neto cero. El carbono neto anual es la diferencia entre la capacidad de secuestro de carbono y las fuentes de emisión de carbono. El balance entre lo que se emite y lo que secuestra anualmente ofrece un concepto que se llama carbono neto anual.

Los países del mundo que han firmado compromiso de mitigación de gases de efecto invernadero, están buscando opciones para llegar a un carbono neto anual igual a cero. El carbono neto hoy claramente es negativo, la mayor parte de los sistemas creados por el hombre emite más de lo que secuestran.

Sistema pastoril
El típico sistema estabulado con el ganado confinado, donde se le lleva la comida a la boca, típico del hemisferio norte rico, donde compran alimentos o producen alimentos que se lo llevan a la boca al ganado. Y sistemas de tipo pastoril, en los que el ganado sale a buscar su alimento, pastorea y produce carnes. Tanto los vacunos del sistema pastoril, como del sistema confinado emiten carbono.

Pero el sistema pastoril tiene la capacidad de secuestrar carbono porque tienen plantas que están haciendo fotosíntesis, capturando carbono de la biomasa y produciendo biomasa que es la que come el ganado. En el sistema que el animal está confinado, que no hay vegetales foto sintetizando y capturando carbono, la posibilidad de secuestro es cero. Estamos con dos sistemas totalmente distintos y en ese plano nos tenemos que mover.

Señala que es más cierto, analizar a la producción pastoril como un sistema integrado, en el que el animal es parte de ese sistema. Entonces “más que considerar la emisión de carbono, consideramos un balance del carbono, o sea la diferencia entre secuestro y emisión. Este es uno de los caminos de lo que buscamos hacia el carbono neto cero”, dijo.

¿Cuál es el gran desafío?
Es ver como esos sistemas que ganan más carbono del que emiten, pueden transferir parte de ese carbono a la huella de carbono de distintos productos, ya sea la carne, los quesos, los fiambres, huevos, etc. Ese es el gran desafío que tenemos por delante, bajo esta concepción tenemos para la ganadería vacuna en particular tanto amenazas como oportunidades.

Dentro de las amenazas a enfrentar en los próximos años, se pueden mencionar una creciente crítica médica y ambiental a los productos ganaderos, sobre todo la ganadería vacuna. Un creciente activismo entre ambientalistas y veganos. Una difusión de mensajes anti ganado que a veces confunde a la opinión pública, hay políticas anti ganaderas, barreras comerciales de parte de ciertos países.

Hay sesgos metodológicos al evaluar la ganadería bovina, cuando yo hablaba del relato. Hay una elevada huella de carbono atribuida a la ganadería bovina. Hay un desarrollo y promoción de sustitutos de la carne y de los lácteos que ponen en riesgo a la ganadería natural porque van a competir con ellos.

Pero también aparecen oportunidades, por ejemplo, reconocer que la ganadería argentina tiene un ínfimo peso en las emisiones de carbono. Tenemos que explorar métodos alternativos para evaluar el impacto real ambiental de la ganadería. Tenemos que revalorizar el rol de los rumiantes en el aprovechamiento de la fibra alimentaria, que lo tenemos muy ignorado.

Se debe reanalizar el rol de la ganadería en el reciclado del carbono atmosférico, ya que es un potente reciclador de carbono y no agrega más carbono.

También es necesario reconsiderar la menor persistencia del metano en la atmósfera, a favor de la ganadería pos supuesto. Y se precisa “explorar como transferir créditos de carbono de un predio a la huella de carbono de los distintos productos que salen de ese predio” dijo para finalizar.

FUENTE GENTILIZA CLARIN RURAL– POR Juan B. Raggio


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