¿Cuánta plata se ahorra mejorando la eficiencia de conversión?

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Un genetista estimó una reducción de 2-3% del costo en alimento de un feedlot en un solo un ejercicio, usando toros superiores para consumo residual en las vacas del ciclo completo. “La medición de este rasgo puede tener un costo-beneficio asombroso”, afirma Daniel Musi. Cómo hacer el cálculo en tu empresa.

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En un contexto de intensificación y búsqueda de eficiencia en la ganadería, el Ing. Agr. Daniel Musi analiza el potencial de la genética para bajar costos en alimentos, el rubro más importante para producir carne.

“Durante décadas de trabajo en genética bovina, una de las preguntas que siempre recibía de los productores era cuánto de las mejoras basadas en caracteres de crecimiento y conformación carnicera se podía asignar a la eficiencia en la alimentación. Pero la conversión, si bien es un rasgo heredable, siempre ha sido estimada en forma indirecta”, planteó Musi, en diálogo con Valor Carne. Y detalló: “no había registros de padres con información sobre este atributo que permitieran incluirlo en la producción comercial”.

En tal sentido, la ganadería tiene una gran trayectoria en evaluaciones genéticas de las principales razas, en caracteres como peso al nacer, peso al destete, peso final, área de ojo de bife y porcentaje de grasa intramuscular, con lo cual los productores cuentan con herramientas poderosísimas para mejorar su ganado.

“Sin embargo, hasta hace poco, la eficiencia alimentaria solo se medía en otros países, a través del consumo residual o RFI, o sea, identificando aquellos animales que consumen menos de lo esperado por kilo de carne producido comparados con sus pares”, recordó.

 

La dificultad para evaluar este rasgo a nivel local era la falta de ‘comederos inteligentes’, que fichan a los animales, miden el consumo individual, registran la información y la transmiten a una base de datos vía internet. “Es una herramienta indispensable para poner en marcha un protocolo de medición de RFI”, indicó.

En 2016, desde la Universidad de Buenos Aires, hubo un primer intento para materializar una estación de testaje. “Cuando me desempeñaba en la cátedra de genética de la Facultad de Ciencias Veterinarias; hicimos un proyecto para instalar una estación en el campo universitario, pero requería la importación de equipos de Canadá que tenían un altísimo costo”, lamentó.

Recién bajo el liderazgo de Aníbal Pordomingo, del INTA Anguil, se desarrolló un prototipo de comedero inteligente y en 2018 se concretó la primera prueba de RFI con toritos del CREA Cabañas. “Fue un anticipo de una innovación formidable para nuestro país”, afirmó Musi.

 

En simultáneo, mediante un convenio con una reconocida empresa de Venado Tuerto, Balanzas Hook S.A., se llevó adelante el desarrollo industrial para que el producto esté disponible en el mercado argentino, en forma competitiva. “Ya no dependemos de la importación para medir este rasgo de alto impacto económico en nuestro ganado”, señaló.

 

En cinco años, la inversión en estos equipos se difundió rápidamente a lo largo y ancho del país e incluso en Uruguay. “Hoy tenemos más de veinte estaciones de testaje, la mitad institucionales, en INTA y universidades, y la otra mitad en cabañas y campos de productores. “Es un ejemplo exitoso de innovación producto de la interacción público-privada”, subrayó Musi.

 

Entre 2020 y 2024 se testearon 32 grupos de toritos, un total de 2.198 animales pertenecientes a 115 cabañas, de seis razas: Angus, Bonsmara, Braford, Brangus, Hereford y Limangus.

 

“La diferencia entre los individuos más eficientes y los menos eficientes fue en promedio de 5,24 kg/MS/d para las seis razas. Esta medición llevada a la producción comercial representa un ahorro potencial de una enorme cantidad de alimento y en consecuencia de pesos”, aseguró.

 

En base a esta evidencia, el genetista realizó un ejercicio buscando evaluar cuál sería el impacto económico de distintos niveles de selección de toros por RFI, como padres de los novillos de una empresa de ciclo completo. El ejemplo, basado en un caso real, fue presentado en el 48ª Congreso Argentino de Producción Animal (AAPA).

 

En el feedlot comercial

 

El feedlot en cuestión, ubicado en el corazón de la zona maicera, engorda 25.000 novillos por año de razas británicas y cruzas, con una eficiencia de conversión de 7,08 kg/kg (kilos de materia seca por kilo de peso vivo).

 

¿En que consistió el ejercicio? “Se asumió que los toros a utilizar para producir esa cantidad de novillos eran evaluados en una estación de testaje por RFI y que tendríamos la oportunidad de utilizar distintos porcentajes de los mismos para ser padres”, reveló.

 

Con esta premisa y tomando los datos reales del feedlot “pudimos estimar que, si seleccionamos el 10% superior de todos los testeados como padres, o sea de RFI negativo, tendríamos una mejora en la conversión de sus hijos de 7,08 a 6,82 kg. Si en cambio tomamos el 25% superior, la conversión mejorada estaría en 6,89 kg y si incluimos todos los toros de RFI negativo, pasaría a 6,96kg”, explicó.

 

A continuación, Musi analizó el impacto de este progreso genético desde el punto de vista económico. “A pesar de tratarse de mejoras del 1,65% a 3,62% en el consumo de alimentos, los resultados en disminución de costos son sorprendentes”, reveló, mostrando el ahorro que se obtendría en un solo ejercicio, según el valor de la ración al mes de octubre. “Hemos tomado solo tres niveles de selección por RFI, aunque ¡imagínense el impacto del uso de IATF con toros de muy alto nivel de superioridad!”, resaltó.

 

 

¿Cómo se hicieron los cálculos? Partiendo de la conversión de 7,08 kg y sabiendo cuánto peso se ganó por animal, en este ejemplo 171 kg, se calculó el total de kilos de alimentos utilizados en ese animal. Luego, para llevarlo a plata se tuvo en cuenta el costo de la ración y el número de animales del feedlot. “Finalmente, para calcular el ahorro solo se descontó la mejora del nivel de conversión para cada caso, obteniéndose diferencias muy interesantes”, precisó.

 

Como conclusión, Musi resaltó que “en empresas de ciclo completo, que producen sus propios toros, evaluar la mejora en conversión instalando sus propios comederos inteligentes puede ser una inversión altamente rentable”.

La contribución de este ejercicio es contar con una idea del aporte de toros mejoradores para eficiencia de conversión. “Por supuesto que esto debe ser validado, pero lo importante es que los cálculos se hicieron con datos locales y con una heredabilidad del rasgo (0,30) utilizada por una asociación de criadores de nuestro país (Asociación Argentina Brangus), lo cual permite que distintos actores hagan sus propias estimaciones”, afirmó.

 

En tu empresa

 

Musi sostiene que este ejercicio puede aplicarse a otros establecimientos que busquen bajar costos en alimentos, sea realizando pruebas de RFI con comederos propios o comprando toros y semen con información para este atributo, algo que ya ofrecen varias cabañas. “Las principales razas de nuestro país están continuamente incorporando toritos a las pruebas de testaje, complementadas por análisis genómico, produciendo DEPs para este importante rasgo”, detalló.

 

¿Cómo hacer el cálculo en mi empresa? “Es sencillo, lo puede hacer cualquier productor, sea cual fuere su escala. La idea es que rehaga los cálculos del ejemplo anterior con sus propios datos: número de animales, días de encierre, conversión y costo del alimento; y calcule el ahorro por utilizar toros superiores en RFI como padres de sus novillos”, planteó.

 

Para finalizar, Musi resaltó la importancia de incorporar genética destacada en este rasgo. “En la medida en que aumente la demanda de toros y semen con DEPs de RFI, los productores no solo obtendrán beneficios propios, sino que se acelerará el proceso de mejora del rodeo nacional, en un carácter de alto impacto económico”, concluyó.

 

Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne


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